En octubre Austria y Alemania alertaban de un posible gran apagón en toda Europa. Un mes más tarde, en plena escalada de los precios de la luz, los medios de comunicación españoles soltaron la bomba haciendo un show del tema. En enero comenzaba una escalada de tensiones entre Ucrania, la OTAN y Rusia.
¿Es el gran apagón una amenaza real, Fake News o una conspiración? ¿Qué se esconde detrás de estas noticias? ¿Si hay una guerra en Ucrania, viviremos un gran apagón?
EL ORIGEN DE LA NOTICIA
El Blackout o gran apagón del que alertaba el Ministerio de Defensa austriaco a toda su población, es un corte de luz masivo de larga duración (de 4 días a varias semanas) en toda Europa. Esto incluiría agua, calefacción, transportes, comunicaciones, bancos… la vuelta a la Edad Media.
Es más, en palabras de la propia ministra: “La pregunta no es si ocurrirá, sino cuándo ocurrirá” y aseguraba que sería en los próximos cinco años. Tan en serio se han tomado esta cuestión que se ha publicado una web con consejos y se han colgado más de 6.000 carteles de aviso.
Web del Ministerio de defensa austriaco
El lema de la campaña es “¿qué hacer cuando todo se detenga?”. ¿Qué medidas tomar? Las autoridades aconsejan comprar comida para varios días, tener combustible, velas, pilas y agua potable. También acordar un punto de encuentro con familiares y amigos.
Lo cierto es que la cosa no acaba ahí, desde hace años Alemania, Austria y Suiza llevan alertando de esta posibilidad a sus compatriotas. Entonces, ¿por qué saltó ahora la noticia? ¿Existen más riesgos que antes?
EL GRAN APAGÓN COMO MECANISMO SOCIOLÓGICO
Si en 2019 nos hubieran dicho que iba a haber un gran apagón en toda Europa, nos lo hubiéramos tomado como una broma. Pero después de 2020 somos capaces de creernos cualquier clase de apocalipsis. Quizás por ello ha sido en el invierno de 2021 cuando cayó la noticia.
Lo cierto es que con el gran apagón hay parte de mecanismo sociológico y otra de realidad factible. Voy a empezar por desmontar el show mediático para luego atacar la causa más probable de que suceda.
En un momento en que muchas personas están arruinadas por culpa de la pandemia y la inflación está disparada, es más que probable que se incendien las calles. Solo hay que ver que desde que arrancó el invierno un colectivo detrás de otro han ido a la huelga y solo las navidades han frenado esta tendencia.
Si a esto añadimos que los precios de la luz y el gas están en máximos históricos, tenemos el terreno abonado para que los disturbios se propaguen. Sin embargo, si la gente está preocupada por un posible gran apagón, pagaremos sin rechistar lo que nos pidan para evitar el apocalipsis energético.
No obstante, al margen de la manipulación mediática, si países tan serios como Austria, Suiza y Alemania están preocupados desde hace años por el Blackout, por algo será.
LAS CAUSAS DEL GRAN APAGÓN
Si la luz y el gas han subido, se debe principalmente al desabastecimiento provocado por la pandemia, un aumento de la demanda y una transición ecológica demasiado acelerada. De hecho en China, Australia o México ya ha habido varios apagones en 2021.
Cito estos tres porque son países con una infraestructura importante y sin problemas en el pasado, si añadiera los de los países del tercer mundo, necesitaría otro post.
Conforme más digital y tecnológica se vuelva nuestra vida más energía necesitaremos. A esto hay que añadir que conforme los países pobres se van volviendo más desarrollados demandan más petróleo, gas y otros recursos que son limitados.
Cada vez la competencia por la energía es mayor y todos sabemos cómo funciona la ley de la oferta y la demanda.
En cuanto al desabastecimiento, lo simplificaré mucho: millones de empresas del sector primario y secundario cerraron para siempre a causa de la pandemia (1 de cada 3). Abrir estas industrias no es ni fácil ni rápido ni barato.
Para extraer las materias primas se necesitan componentes que se generan en la industria y para generar esos componentes se necesitan materias primas. La trampa perfecta. El resultado es que tanto en las fábricas como en la extracción se trabaja a medio gas, lo que deja sólo un tercio de los recursos que teníamos antes de la pandemia.
La mayoría de fuentes de energía como el gas y el petróleo están fuera de Europa. Para transportarla se usan gasoductos y barcos. Podrían cerrarnos el grifo en cualquier momento si no tienen suficiente para autoabastecerse, y entrarían en un conflicto diplomático con nosotros o surgiría una guerra entre países.
Dada la escasez, no dudan en venderla al mejor postor. A menudo los buques de transporte reciben la orden de cambiar de rumbo ya en el mar y atracar en un puerto que les pague más por su mercancía. Los contratos comerciales que antes de la pandemia eran sagrados, ahora se rompen sin impunidad.
LAS ENREGÍAS RENOVABLES
Pero bueno, en Europa tenemos las renovables, ¿dónde está el problema?. Pues en que las renovables son el futuro, pero no el presente de la energía. Las renovables no son una energía estable: puede hacer sol o no, soplar viento o estar en calma, llover o una sequía.
Estas oscilaciones crean una electricidad inestable y de peor calidad que no es suficiente para la demanda actual. Mientras esto no se solucione estamos condenados a convivir con energías contaminantes o la nuclear.
De hecho, dentro del informe de el Blackout o gran apagón, Alemania ofrece como solución volver al carbón y Suiza abrir centrales nucleares.
Pero un momento: ¿recordáis que el informe era del Ministerio de Defensa austriaco? Y, ¿para qué se prepara el ejército? Bingo: una guerra. Y es que Austria, Alemania y Suiza coinciden en que esta es la causa más probable del Blackout.
¿ES POSIBLE UNA GUERRA EN UCRANIA?
¿Cómo hemos llegado hasta aquí? Resumiéndolo mucho, cuando se hundió la Unión Soviética se acordó unificar Alemania y disolver el Pacto de Varsovia. Una de las condiciones fue que ningún país perteneciente a este pacto podría formar parte de la OTAN. Es más, la OTAN no podía expandirse hacia Europa del este.
Un acuerdo que la OTAN se ha saltado a la tolera hasta 15 veces al incluir a: República Checa, Hungría, Polonia, Bulgaria, Estonia, Letonia, Lituania, Rumanía, Eslovaquia, Eslovenia, Albania, Croacia, Países Bálticos, Montenegro y Macedonia del Norte.
El desmantelamiento del Pacto de Varsovia era la primera parte de un acercamiento de Europa y Rusia con la idea de crear una unión económica y política, amén de un clima de paz y estabilidad. Europa del este ponía los recursos energéticos, la tecnología militar y aeroespacial; y el oeste la economía y la innovación.
Sobre el papel todo era perfecto, salvo por un detalle: si la integración funcionaba, Europa sería la primera potencia mundial. Estados Unidos no estaba (ni está) por la labor de permitirlo, por lo que hace todo lo posible por mantener y acrecentar periódicamente la hostilidad.
Durante muchos años Rusia ha sido como un oso hibernando, ha mantenido su influencia gracias a la diplomacia y los servicios secretos. Pero desde la guerra en Siria (su aliado histórico) ha sacado las garras.
Mientras ha tenido libre acceso al Mediterraneo ha estado tranquilo en Europa, pero cuando en Ucrania empezó a gestarse una revolución con visos de guerra civil intervino. De hecho frenó en cuanto aseguró Crimea.
En 2014 Putin pudo haber llegado hasta Kiev, pero lo cierto es que se conformó con las regiones prorrusas. Porque, como se demostró en Afganistán, una cosa es invadir un país y otra muy distinta administrarlo con la oposición de la mayoría de la población.
Entonces… ¿Por qué invadir Ucrania ahora? ¿Qué sentido tiene?
NINGÚN IMPERIO CAE SIN LIBRAR ANTES SU ÚLTIMA BATALLA
Cuando Hannibal cruzó los Alpes y atacó Roma, lo hizo para defender la hegemonía de Cartago (la primera potencia mundial del momento) frente al auge de Roma (la potencia emergente). Cuando Inglaterra y Francia le declararon la guerra a Alemania en la Primera y Segunda Guerra Mundial fue por el mismo motivo.
En la actualidad vivimos un escenario similar. Tenemos una potencia en auge que es China y una potencia en decadencia que es Estados Unidos. Según informes de la CIA, si no provocan un conflicto armado antes de 2025 es probable que EE.UU. pierda el liderazgo.
El problema es que en la actualidad no se puede empezar una guerra así como así, se necesita un motivo de peso. A esto hay que añadir, dado que ambas son potencias nucleares, hay que buscar un tercer país para pegarse. Toda una vuelta a la Guerra Fría.
Los principales escenarios están en el Pacifico (Taiwán), el principal problema es que China no entra al trapo (solo tiene que sentarse a esperar para hacerse con la batuta). Además si las cosas se descontrolan podrían acabar habiendo un desembarco en territorio de EE.UU. o aliado.
Por lo tanto, Ucrania es un escenario ideal. Si se desata un conflicto allí, China se verá obligada a actuar para garantizar su suministro de gas y petróleo. El hecho de que Biden acusara a Rusia de pretender hacer un ataque de falsa bandera (atacarte a ti mismo y simular que ha sido el contrario) para tener un Casus Beli no augura nada bueno.
UNA GUERRA EN UCRANIA LA CAUSA MÁS PROBABLE DE EL GRAN APAGÓN
Desde la segunda guerra mundial, atacar el suministro eléctrico se considera un movimiento clave, de hecho es de lo primero que se hace. Es prácticamente imposible ganar una guerra, a gran escala, si tienes a tu población en contra. Dejarla sin luz, agua y suministros es una forma muy eficiente de conseguir rebeliones internas en el enemigo.
Existen cuatro formas de cortar la luz de un país. La primera es un pulso electromagnético: bien generado por una explosión nuclear (en el subsuelo para minimizar los efectos radioactivos) o con bombas diseñadas para ello.
La segunda son las armas de microondas, ¿habéis visto lo que pasa a un teléfono si lo metes en el microondas y lo pones en marcha (no os lo recomiendo), o al metal? Pues ahora imaginaos un misil que emitiera las mismas ondas en menos tiempo, a una potencia altísima y friendo todos los chip a su paso: tienes un Champ.
La tercera son las bombas de grafito que crean una nube encima de las estaciones eléctricas y las anula mediante cortocircuitos. Esto ya se ha utilizado en dos ocasiones: en Irak durante la Primera Guerra del Golfo (1991) y en Serbia (1999); anulando más del 80% del sistema eléctrico de ambos países.
Y la última son los ciberataques. Ciberataques que a día de hoy ya están sufriendo tanto Rusia como Estados Unidos y Ucrania, como fase previa a una escalada bélica, pero que puede salpicarnos a todos.
Hay un precedente que debería alertarnos a todos: en 2015 y 2016, Rusia ya dejó a Kiev sin luz durante varios días. De hecho un hackeo de una potencia enemiga durante un conflicto armado es el punto sobre el que más hincapié se hacía en el famoso informe de el gran apagón. Pero esto nunca nos lo contaron por televisión porque no convenía.
Artículo muy interesante sobre la situación actual. Me ha gustado mucho la forma en que se abalizan distintos contextos y posibles escenarios.
Me alegra que sea de tu interes.
Muy interesante, esperemos que no pase nada de todo ello… Gracias por el artículo
Como bien dices, Alex, que no pase nada.